Cómo nos duele cuando nos juzgan, sin vernos el alma.
Creo que todos nos preguntamos alguna vez por qué alguien no nos supo dar afecto, cariño o comprensión… preguntémonos ahora si esa persona alguna vez recibió amor, cariño, afecto, abrazos o miradas dulces, preguntémonos qué le faltó, a lo mejor lo que pedimos no lo supo aprender.
La gente no es mala, la gente es, lamentablemente, ignorante, nadie puede hacer o ser como nunca aprendió a ser o hacer.
Si tan sólo aprendiéramos a ser amables, generosos y tiernos con nosotros mismos, si no nos exigiéramos ni nos desvalorizáramos, quizás, podríamos tratar a los demás con el amor que merecen.
Todos los defectos nacen de la falta de amor y confianza propios, y es necesario y fundamental para nuestra felicidad y para la de los que nos rodean, que aprendamos a amarnos y amar. Empezando por nosotros mismos, podremos serlo con los demás....
No hay comentarios:
Publicar un comentario